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Microbiota: El universo invisible que influye en nuestra salud

En los últimos años, la palabra “microbiota” ha ganado relevancia en el mundo de la ciencia y la nutrición. Se habla de ella como un “órgano invisible” que regula desde la digestión hasta el estado de ánimo, y cada vez más investigaciones confirman su papel clave en la salud humana.

La conmemoración del Día Mundial de la Microbiota, celebrado cada 27 de junio, es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de estos millones de microorganismos que habitan nuestro cuerpo, especialmente en el intestino, y cómo los hábitos alimentarios pueden influir positiva o negativamente en su equilibrio.

¿Qué es la microbiota y por qué es tan importante?

La microbiota humana se refiere al conjunto de bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que viven de forma natural en nuestro cuerpo. Aunque se encuentra en la piel, la boca y otras zonas, la más estudiada es la microbiota intestinal, que puede llegar a pesar entre 1 y 2 kg en adultos y albergar más de 100 billones de microorganismos.

Esta comunidad cumple funciones esenciales:

  • Metabólicas: ayuda a digerir fibras, sintetizar vitaminas y ácidos grasos de cadena corta.
  • Inmunológicas: modula el sistema inmune y protege contra patógenos.
  • Neurológicas: influye en el eje intestino-cerebro, afectando el estado de ánimo y el comportamiento.

 

Un desequilibrio en esta comunidad, conocido como disbiosis, se ha relacionado con enfermedades como obesidad, diabetes tipo 2, síndrome del intestino irritable, depresión y enfermedades autoinmunes.

La microbiota y la nutrición: una relación directa

La alimentación es uno de los factores que más influye en la composición y diversidad de la microbiota. Dietas ricas en frutas, verduras, leguminosas y alimentos fermentados tienden a favorecer una microbiota diversa y saludable. En contraste, una dieta alta en grasas saturadas, azúcares añadidos y ultraprocesados puede provocar disbiosis.

Algunos alimentos con beneficios conocidos para la microbiota incluyen:

  • Fibra prebiótica: presente en plátano, ajo, cebolla, alcachofa, avena y legumbres.
  • Probióticos naturales: como el yogur, kéfir, chucrut, kimchi y kombucha.
  • Polifenoles: antioxidantes presentes en frutas rojas, té verde, cacao y aceite de oliva extra virgen.

Es fundamental que los futuros profesionales de la nutrición comprendan cómo los patrones alimentarios pueden modular la microbiota y así prevenir o tratar diversas enfermedades.

Retos y oportunidades para estudiantes y profesionales de la nutrición

El estudio de la microbiota es un campo en expansión que ofrece múltiples oportunidades de investigación, innovación y aplicación clínica. Algunas áreas clave para los nutriólogos incluyen:

  • Evaluación de dieta y microbiota en poblaciones vulnerables.
  • Diseño de planes de alimentación personalizados según perfil intestinal.
  • Promoción del uso racional de prebióticos y probióticos.
  • Educación comunitaria sobre hábitos que promuevan una microbiota saludable.

 

Además, los profesionales deben mantenerse actualizados, ya que este campo evoluciona rápidamente. Integrar la salud intestinal como parte del enfoque integral de nutrición es una tendencia que llegó para quedarse.

Un mundo invisible con un impacto profundo

La microbiota representa una frontera fascinante entre la nutrición, la medicina y la ciencia de datos. Comprenderla no solo nos permite mejorar la salud digestiva, sino también contribuir a una visión más holística del bienestar humano.

Como estudiantes o profesionales de la nutrición, reconocer el poder de este ecosistema invisible abre la puerta a intervenciones más efectivas, personalizadas y preventivas. Celebremos el Día Mundial de la Microbiota con conocimiento, conciencia y compromiso por una nutrición que empieza desde dentro.