Evolución del etiquetado alimentario

Transparencia para futuras generaciones de nutriólogos.

El etiquetado alimentario ha evolucionado a lo largo del tiempo como una herramienta fundamental para que los consumidores puedan tomar decisiones informadas sobre su alimentación. La importancia de contar con etiquetas claras y transparentes se ha vuelto cada vez más evidente, especialmente frente a los desafíos globales relacionados con la obesidad, las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) y la malnutrición. Para los estudiantes de la licenciatura en nutrición, es crucial comprender los cambios recientes en la normativa de etiquetado, ya que estos regulan los aspectos que deberán priorizar en su ejercicio profesional al asesorar a sus futuros pacientes.

De Etiquetas Informativas a Etiquetas Preventivas 

El etiquetado alimentario tradicionalmente se centraba en informar al consumidor sobre el contenido energético y los valores de macronutrientes como grasas, proteínas y carbohidratos. Sin embargo, en muchos casos esta información técnica era poco comprensible para el consumidor promedio, lo que dificultaba una interpretación adecuada. En respuesta, muchas naciones, entre ellas México, Chile y Argentina, han adoptado nuevas normativas basadas en etiquetas de advertencia o frontal de empaque (FOP, por sus siglas en inglés).

El objetivo principal de estas regulaciones es la transparencia: ofrecer información clara y sencilla sobre los alimentos con altos niveles de nutrientes críticos como azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías. Por ejemplo, en México, la Norma Oficial Mexicana NOM-051 establece el uso de sellos en forma de octágonos que alertan al consumidor si un producto excede los límites recomendados de ciertos nutrientes. Además, se regula el uso de leyendas como “alto en azúcar” o “exceso de calorías”, facilitando decisiones rápidas y mejor informadas en el momento de la compra.

Impacto en la Práctica Nutricional 

Para los futuros licenciados en nutrición, es fundamental comprender estos cambios, ya que muchas veces serán los encargados de educar a sus pacientes sobre cómo interpretar las etiquetas y seleccionar alimentos saludables. El nuevo enfoque no solo busca prevenir el consumo excesivo de azúcares, sodio y grasas saturadas, sino también promover hábitos de alimentación consciente.

Al asesorar a sus pacientes, los nutriólogos deben priorizar varios aspectos: 

1. Atención a los nutrientes críticos: Los profesionales deben ayudar a los pacientes a identificar productos con exceso de azúcares, grasas saturadas y sodio, promoviendo alternativas más saludables.

2. Enseñanza del uso de las etiquetas: Explicar cómo interpretar tanto los sellos de advertencia como la lista de ingredientes, ayudando a sus pacientes a evitar productos con aditivos perjudiciales. 

3. Orientación hacia la prevención: Enfocar sus recomendaciones no solo en la pérdida de peso, sino también en la prevención de enfermedades crónicas a través de la reducción del consumo de alimentos procesados. 

4. Educación para la infancia: La nueva normativa también regula la publicidad dirigida a niños. Los profesionales deben fomentar que padres y escuelas elijan alimentos saludables para los más pequeños.

Hacia una Alimentación Consciente y Sostenible

El cambio en las normativas de etiquetado es también una oportunidad para promover una alimentación más consciente y sostenible. Los nutriólogos pueden jugar un papel clave al incentivar el consumo de alimentos naturales y locales, alejando a los pacientes del consumo excesivo de productos procesados. Las nuevas etiquetas no solo son un mecanismo preventivo, sino también una herramienta para estimular cambios positivos en los patrones de consumo.

La evolución del etiquetado alimentario refleja un compromiso creciente con la salud pública y la transparencia. Para los futuros nutriólogos, dominar estas nuevas regulaciones será esencial para ofrecer un asesoramiento efectivo y promover hábitos de consumo más saludables. El conocimiento profundo de las etiquetas permitirá a los profesionales empoderar a sus pacientes, ayudándoles a tomar decisiones conscientes que mejoren su bienestar y prevengan enfermedades a largo plazo.