El rol de la nutrición en la lucha contra el cáncer de mama

Un enfoque para estudiantes de nutrición

Octubre es el mes de la concientización sobre el cáncer de mama, una de las enfermedades más prevalentes en mujeres a nivel mundial. Durante esta campaña global, se busca educar sobre la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento de esta enfermedad. Para los estudiantes de nutrición, es esencial comprender cómo una alimentación adecuada puede influir tanto en la prevención del cáncer de mama como en la calidad de vida de quienes lo padecen

El cáncer de mama es el cáncer más común entre las mujeres en todo el mundo, representando aproximadamente el 25% de todos los casos de cáncer femenino. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que en 2020 se diagnosticaron 2,3 millones de casos nuevos, lo que lo convierte en un problema de salud pública de gran envergadura. La nutrición juega un rol importante tanto en la prevención como en el manejo de la enfermedad.

La evidencia científica sugiere que una dieta balanceada y rica en nutrientes específicos puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama. A continuación, se describen algunos de los nutrientes clave que han mostrado tener un impacto positivo en la prevención de esta enfermedad.

1. Fibra dietética

Diversos estudios han demostrado que una dieta rica en fibra, especialmente proveniente de frutas, verduras y granos enteros, puede estar asociada con un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama. Se cree que la fibra ayuda a regular los niveles de estrógeno, una hormona que juega un papel crucial en el desarrollo de este tipo de cáncer.

2. Antioxidantes y fitoquímicos

Los antioxidantes, presentes en frutas y verduras, ayudan a combatir el daño oxidativo causado por los radicales libres, que pueden contribuir al desarrollo de cáncer. En particular, los compuestos fitoquímicos como los polifenoles (en alimentos como el té verde, las uvas y los frutos rojos) han demostrado propiedades anticancerígenas. Estos compuestos pueden inhibir el crecimiento de células cancerosas y estimular la apoptosis, o muerte celular programada, en las células malignas.

3. Grasas saludables

El tipo de grasa que consumimos también puede influir en el riesgo de cáncer de mama. Las grasas saludables, como los ácidos grasos Omega-3 presentes en el pescado azul, las nueces y las semillas, tienen propiedades antiinflamatorias que pueden reducir el riesgo de cáncer. En contraste, una dieta alta en grasas saturadas ha sido asociada con un mayor riesgo de padecer cáncer de mama, especialmente en mujeres postmenopáusicas.

4. Soya e isoflavonas

El consumo de productos de soya ha sido un tema de debate en relación con el cáncer de mama. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que las isoflavonas, compuestos bioactivos presentes en la soya, pueden tener un efecto protector, especialmente en mujeres asiáticas que consumen grandes cantidades desde la infancia. Las isoflavonas tienen una estructura similar a los estrógenos, pero sus efectos son mucho más débiles, lo que podría ayudar a bloquear los efectos de los estrógenos más fuertes relacionados con el cáncer de mama.

Para las personas que ya han sido diagnosticadas con cáncer de mama, la nutrición sigue siendo un componente crucial del tratamiento. Una alimentación adecuada puede mejorar la tolerancia a los tratamientos oncológicos, como la quimioterapia y la radioterapia, y puede contribuir a una mejor calidad de vida.

1. Manejo de los efectos secundarios del tratamiento

Durante el tratamiento del cáncer de mama, muchos pacientes experimentan efectos secundarios como náuseas, pérdida de apetito y fatiga. Los estudiantes de nutrición deben aprender a ofrecer estrategias que incluyan comidas pequeñas y frecuentes, alimentos ricos en nutrientes y opciones fáciles de digerir para ayudar a contrarrestar estos efectos.

2. Aporte calórico adecuado

Algunos tratamientos pueden provocar una pérdida de peso involuntaria y desnutrición. Es importante que los pacientes mantengan un aporte calórico adecuado, ajustado a sus necesidades individuales. Incorporar alimentos ricos en proteínas y grasas saludables puede ayudar a mantener la masa muscular y los niveles de energía.

3. Hidratación

La hidratación es crucial durante todo el proceso de tratamiento. La quimioterapia y otros tratamientos pueden causar deshidratación, por lo que es importante promover la ingesta de líquidos, preferiblemente agua o infusiones sin azúcar.

Como futuros profesionales de la salud, los estudiantes de nutrición juegan un papel clave en la prevención y manejo del cáncer de mama. Educar a los pacientes sobre una alimentación saludable, basada en evidencia científica, es esencial para reducir los factores de riesgo y mejorar los resultados durante el tratamiento. Un enfoque integral que incluya no solo recomendaciones dietéticas, sino también el apoyo emocional y la promoción de un estilo de vida saludable, es crucial en la lucha contra el cáncer de mama.

La nutrición es una herramienta poderosa en la prevención y tratamiento del cáncer de mama. Durante este mes de octubre, los estudiantes de nutrición pueden aprovechar la oportunidad para sensibilizar y educar sobre la importancia de una alimentación equilibrada en la reducción del riesgo de esta enfermedad. Además, es fundamental apoyar a las personas que están atravesando el tratamiento oncológico, ofreciendo estrategias nutricionales que mejoren su bienestar y calidad de vida.

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