México, sin programa para prevenir la mala nutrición: FAO

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señaló que ante el Covid-19 y las consecuencias fatales que puede tener esta enfermedad en personas que experimentan los efectos de una alimentación inadecuada, “urgen medidas para evitar la mala nutrición”, entre ellas desincentivar el consumo de productos ultraprocesados y fomentar el acceso a frutas, verduras, legumbres y productos de origen animal y a agua potable.

El organismo de las Naciones Unidas destacó que “la buena nutrición es una parte esencial de la defensa de un individuo contra el Covid-19, pues las personas desnutridas tienen sistemas inmunes más débiles que aumentan su riesgo de enfermedad en general. Al mismo tiempo, la obesidad y la diabetes están fuertemente relacionadas con las manifestaciones más severas de esta enfermedad en particular, incluido un mayor riesgo de hospitalización y muerte”.

No obstante indicó que “México carece de un programa nacional consolidado y con recursos presupuestales para la prevención de la mala nutrición, capaz de contribuir a mitigar el impacto económico que la pandemia de Covid-19 tendrá en el estado alimenticio y de salud desde los primeros años de vida de un niño o niña”.

Sostuvo que para evitar que la salud y nutrición en México se deterioren como resultado de la pandemia de Covid-19, especialmente las de niñas y niños en hogares con ingresos más bajos y cuyo estado nutricional y de salud ya era deficiente, es necesario implementar medidas urgentes de mitigación.

Destacó la publicación por parte de la FAO, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente Y Competitividad (GISAMAC), la Organización Panamericana de la Salud (OPS-OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) de un documento conjunto denominado Prevención de mala nutrición en niñas, niños y adolescentes en México ante la pandemia de COVID-19. Recomendaciones dirigidas a tomadores de decisiones.

En ese escrito “expresaron grave preocupación dado que México ha sido un país con grandes desigualdades durante décadas y atraviesa esta crisis en un contexto en el que el 55.5 por ciento de los hogares presentan algún grado de inseguridad alimentaria; es decir, no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas durante un período prolongado”.

Precisó que la crisis económica por la pérdida de empleo y reducción de ingresos, intensificarán aún más la vulnerabilidad de los hogares, especialmente de la población que ya vivía en situación de pobreza y/o carencia alimentaria, por lo que ésta debe recibir “atención prioritaria”.

Frente a esta situación los sistemas alimentarios pueden verse afectados a mediano y largo plazo, por ello es imprescindible “mantener viva la cadena de suministros, tomando medidas que eviten aumentos en los precios de los alimentos”.

De acuerdo a dichas instancias “a medida que se adoptan estrategias para frenar la propagación del Covi-19, se debe asegurar que haya suficientes alimentos nutritivos y que sean distribuidos de manera justa, para cubrir las necesidades básicas de alimentación de toda la población, especialmente los más vulnerables. Para ello, se debe garantizar la continuidad y adaptación de los sistemas alimentarios que corren el riesgo de interrumpirse por diversos factores asociados a la pandemia”.

En el documento se recomienda crear un fondo presupuestal de emergencia para la protección de la nutrición de los grupos más vulnerables; extender el Programa de Asistencia Social Alimentaria durante los primeros mil días para garantizar la cobertura de todas las mujeres embarazadas, madres en período de lactancia, y niñas y niños menores de dos años, en condición vulnerable, iniciando por las ciudades y municipios más afectados por la pandemia.

Así mismo, desalentar el consumo de alimentos y bebidas ultraprocesados, “promover el consumo de verduras, frutas y leguminosas, así como el consumo de agua potable y facilitar su acceso (en términos de precio y proximidad), especialmente para la población de bajos recursos o que ha visto afectado severamente su ingreso; mejorar y facilitar el acceso al agua para prácticas de higiene y consumo”.

“Impulsar y favorecer la compra de alimentos locales y frescos, y promover el desarrollo de la agricultura local y la diversificación productiva.también “asegurar el consumo de alimentos de origen animal, y la suplementación con micronutrientes; mantener y fortalecer la continuidad de los servicios de salud materno-infantil durante y después de la pandemia e intensificar los programas y servicios para proteger, promover y apoyar la alimentación infantil, especialmente la lactancia materna”.

También adherirse al Código Internacional de Sucedáneos de Leche Materna; utilizar los padrones de beneficiarios de los programas disponibles para atender a niñas y niños vulnerables y cubrir a los beneficiarios de los programas de alimentación escolar y realizar estrategias de cambios de comportamientos para la prevención de la doble carga de la mala nutrición en contexto de Covid-19”.

Advierten que debido a los efectos seguramente duraderos de la pandemia de Covid-19 sobre la economía, nutrición y salud de las familias y de las niñas y niños más vulnerables, se requiere “la participación y contribución de todos los sectores de la sociedad, liderados por el gobierno federal, con la participación de organismos internacionales y de la sociedad civil, profesionales de la salud, medios de comunicación y sociedad en general para implementar medidas urgentes que permitan mitigar tal impacto.

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